Coloque los pechos de pollo entre 2 hojas de plástico pesado sobre una superficie sólida y nivelada. Golpee firmemente el pollo con el lado liso de un mazo de carne hasta alcanzar un grosor de 3/8 de pulgada. Sazone ligeramente con sal y pimienta negra recién molida.

Con el lado más liso de los pechos de pollo hacia arriba, coloque de 2 a 4 hojas de salvia en cada pechuga; más hojas de salvia darán un sabor más intenso a salvia. Luego, cubra los pechos con una capa de prosciutto, cubriendo la salvia debajo.

Coloque una pieza de plástico encima y presione firmemente para aplanar. Refrigere durante unos 30 minutos antes de cocinar para obtener mejores resultados.

Caliente el aceite de oliva en una sartén antiadherente a fuego medio-alto. Coloque el pollo con el lado del prosciutto hacia abajo en la sartén y selle hasta que el prosciutto esté ligeramente dorado, aproximadamente 3 minutos. Déle la vuelta al pollo y cocine hasta que ya no esté rosado en el centro y los jugos salgan claros, unos 3 minutos más. El tiempo exacto dependerá del tamaño y grosor de los pechos de pollo.

Apague el fuego, retire el pollo a un plato y cúbralo ligeramente con papel aluminio.

Para la salsa, agregue el Marsala, el jugo de limón y el caldo de pollo a la sartén, junto con cualquier jugo acumulado del plato con el pollo, y colóquelo nuevamente a fuego medio-alto. Hierva hasta que se reduzca a la mitad, aproximadamente 3 minutos. Reduzca el fuego a bajo y mezcle la mantequilla hasta que desaparezca.