Precalienta el horno a 400°F (200°C) con una rejilla en la posición central.

Corta los tomates en rodajas finas y colócalos en un plato forrado con toallas de papel. Seca la parte superior de los tomates presionando suavemente.

Estira y presiona suavemente la masa de pizza hasta cubrir cada esquina de una bandeja para hornear con borde de 13 por 18 pulgadas.

Rocía la masa con aceite de oliva y sazona por toda la superficie con sal, pimienta y orégano o condimento italiano.

Cubre la masa de pizza con las rodajas de tomate, asegurándote de que se toquen. Hornea la pizza hasta que la corteza esté dorada y los tomates se vean asados, de 22 a 25 minutos.