Precalienta el horno a 375 grados F (190 grados C). Engrasa una bandeja para hornear.

Aplasta las pechugas de pollo hasta que tengan un grosor de 1/2 pulgada o menos.

Coloca el huevo batido en un tazón. Combina el pan rallado, el queso parmesano, el condimento italiano y el ajo en polvo en otro tazón. Sumerge cada pechuga de pollo en el huevo y luego reboza en la mezcla de pan rallado para cubrir uniformemente. Colócalas en la bandeja preparada.

Hornea en el horno precalentado durante 10 minutos. Dale la vuelta y continúa cocinando hasta que el pollo ya no esté rosado en el centro y los jugos salgan claros, unos 10 minutos más.

Deja enfriar de 20 a 30 minutos.

Congela en una bolsa reutilizable de 1 galón con bolsas más pequeñas de salsa de tomate y queso mozzarella.