Calienta la crema de chocolate y avellanas en un tazón metálico sobre una cacerola con agua a fuego lento y revuelve hasta que esté tibia, suave y fácil de revolver, aproximadamente 5 minutos. Retira el tazón del fuego.

Disuelve el azúcar en 2 cucharadas de agua en una cacerola pequeña a fuego medio. Cepilla los lados de la cacerola ocasionalmente con un pincel de repostería humedecido mientras la mezcla se cocina. Aumenta el fuego a medio-alto, lleva el almíbar a ebullición y cocina hasta que alcance un color ámbar oscuro, cepillando los lados y girando la cacerola ocasionalmente para evitar que se queme, aproximadamente 4 minutos.

Vierte la crema mientras revuelves. Reduce el fuego a bajo y cocina, revolviendo continuamente, hasta que se desarrolle un caramelo suave, de 5 a 10 minutos. Mezcla suavemente con la crema derretida de avellana con 1/4 de cucharadita de sal marina. Refrigera la mezcla de caramelo hasta que esté firme, al menos 3 horas.

Extiende el cacao en polvo en el fondo de un tazón ancho y poco profundo.

Forma porciones de 1 cucharada de la mezcla de caramelo con un sacabolas de melón, luego rueda en cacao en polvo para cubrir y coloca sobre una bandeja para hornear. Cubre las bolas de trufa con envoltura plástica y refrigera durante 8 horas o toda la noche.

Forra una bandeja para hornear de 13x9x2 pulgadas con papel aluminio.

Calienta el chocolate picado en un tazón metálico colocado sobre una cacerola con agua a fuego lento, revolviendo con frecuencia hasta que el chocolate esté derretido y suave y alcance 115 grados F (46 grados C). Retira el tazón del fuego.

Trabajando rápidamente, sumerge cada bola de trufa fría en el chocolate derretido. Levanta las trufas del chocolate con un tenedor y golpea el tenedor contra el lado del tazón para eliminar el exceso de cobertura. Transfiere la trufa a la bandeja preparada. Repite con las bolas de trufa restantes.