Reúne todos los ingredientes.

Coloca los hígados de pollo en un colador; enjuaga con agua fría y escurre bien. Seca con toallas de papel.

Bate el huevo y la leche juntos en un plato poco profundo hasta que estén mezclados.

Coloca la harina, el ajo en polvo, la sal y la pimienta en una bolsa con cierre; agita para combinar. Calienta el aceite en una freidora o sartén grande a 375°F (190°C).

Sumerge los hígados de pollo en la mezcla de huevo para cubrir, luego transfírelos, uno a la vez, a la mezcla de harina, sacude la bolsa para cubrir completamente.

Coloca suavemente los hígados cubiertos, unos pocos a la vez, en el aceite caliente; cúbrelos con una pantalla contra salpicaduras y cocina hasta que estén crujientes y dorados, de 5 a 6 minutos.