Disuelve la levadura y 1/3 de taza de azúcar en 2 tazas de agua tibia en un tazón grande. Deja reposar hasta que se forme una capa cremosa en la parte superior, aproximadamente 5 minutos. Agrega 3 tazas de harina para hacer una esponja suelta.

Bate 1 taza de azúcar, 1/2 taza de aceite vegetal, 4 huevos y 1 cucharada de sal juntos en un tazón separado. Incorpora a la esponja de levadura y harina hasta que esté bien combinado. Continúa mezclando harina, 1 taza a la vez, hasta 9 tazas en total, hasta que la masa esté ligeramente pegajosa pero no excesivamente húmeda.

Voltea la masa sobre una superficie enharinada y amasa durante unos 5 minutos para desarrollar el gluten. Forma en una forma redonda compacta, coloca en un tazón engrasado y gira para cubrir. Cubre con un paño y deja que suba en un área cálida hasta que duplique su tamaño, aproximadamente 1 hora.

Aplasta la masa y amásala nuevamente hasta que esté suave y elástica, aproximadamente 5 minutos.

Prepara la glasa batiendo 2 cucharaditas de azúcar, 1 huevo, 1 cucharadita de aceite y 1 cucharadita de agua. Refrigera hasta que esté listo para usar.

Corta la masa en 4 piezas, luego divide cada una en 3 piezas más pequeñas. Enrolla en cuerdas de aproximadamente el grosor de tu dedo pulgar y 12 pulgadas de largo. Trenza cada pan y colócalo en una bandeja para hornear preparada. Deja que suba hasta que duplique su tamaño, aproximadamente de 30 a 45 minutos.

Pinta la glasa de huevo sobre la parte superior de los panes y reserva el resto de la glasa.

Precalienta el horno a 350°F (175°C). Hornea durante 20 minutos, luego retira los panes del horno y pinta con la glasa restante. Continúa horneando hasta que estén brillantes y dorados, de 5 a 10 minutos más.